en las que la vida parece
haberme desnudado
en pleno invierno ruso.
Es por eso quizás
que tirite de amor
cuando tu voz me toca
como tú nunca lo has hecho.
O que sienta mis ilusiones
tan hundidas en nieve
que ni tus manos ardientes
ni mis ganas de besarte
puedan reanimarlas de nuevo.
No te voy a mentir, te necesito.
Puede que no como el niño
que necesita a su madre.
Ni como el pez
que necesita mar.
Yo te necesito para no necesitar.
Te necesito para no sentir.
Te necesito para no pensar.
Y te juro por Dios
o por el mismísimo diablo
que jamás he deseado tanto
fugarme de mí con alguien.
Parece ser que estas mejillas
tan sonrosadas de caricias inocentes
vuelven a la vida
cuando me hablan de ti conmigo.
Parece ser que las estalactitas de mi piel
se han clavado en tu pubis
y al mismo tiempo
entre mis piernas.
Parece ser que lo que ayer fue invierno
hoy lo sigue siendo
sólo que más tenue
y más bonito
y menos gris
cada vez que me coges de la mano.
Sólo te pido
desde lo más profundo de mi corazón-iglú
que si te quedas a vivir en mí
seas puta primavera para siempre.
Sólo te pido
que si al final decides quererme
lo hagas tan fuerte
que me evapore en tus brazos.
De ahora en adelante, cariño
te declaro mi estación favorita.