Cualquier crítica es siempre bienvenida

sábado, 27 de diciembre de 2014

Estaba tan obsesionada con él que a veces incluso deseé ir al infierno con tal de sentir otro calor distinto al de su cuerpo. 
En ocasiones quise ser extremadamente gorda, para así no dejar ni un sólo hueco vacío en el que mi cama le pidiese a gritos.
Quise no dormir para no tener que soñar con él, y no despertar para no dejar de soñarle. 
Deseé una y otra vez quedarme sorda por unas horas para no tener que escuchar cómo cada nota de las canciones que tanto me gustaban me recordaban sus besos haciendo mella en mi alma. 
Miraba a la madrugada a los ojos para no recordar otras pupilas mas que la luna llena en la noche más azul de Agosto. 
Corrí hasta perder el aliento para no creer ni la más leve respiración detrás de mi oreja, susurrando te quieros imposibles de pronunciar. 
Me abroché fuerte los tirantes del sostén para que no se resbalaran hombro abajo e imaginar sus manos recorriendo cada centímetro de mi piel con el único fin de volver a hacerme suya.
Intenté por todos los medios evadirme de él. No pude.