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sábado, 18 de abril de 2015

Pérdida, con o sin tilde.

Se levantaba una y otra vez la camisa para que la brisa marina acariciase sus pechos pequeños. Era como si él estuviese ahí de nuevo...
Aquella calita a la que tanto solían ir seguía igual de preciosa que siempre. Las olas turquesas seguían enredándose y chocando juntas contra las piedras, la arena blanca seguía desvaneciéndose entre sus dedos y el olor a océano invadía aquel lugar tan acogedor. Allí se sentía en casa.
Se sentía en casa porque era como estar a su lado de nuevo. Incluso parecía bailar un vals entre sus bastas manos varoniles cuando su cuerpo liviano se mecía en el vaivén del oleaje. Qué sentimiento tan agonizante...
El estar desnuda entre tanto desbarajuste mental tampoco le servía de gran ayuda, pero le hacía sentirse libre. Libre y viva. Viva porque el tacto de su piel se fundía con cada granito de arena que golpeaba su sonrosada tez, dejando un sin fin de escalofríos que le hacían olvidar (por unos breves segundos) que ella existía a pesar de no gozar de unos brazos a los que aferrarse. 
El atardecer aquel día era más ardiente que de costumbre. El sol parecía haber explotado en un millón de partículas anaranjadas que se reflejaban en sus pupilas al son de la canción que no dejaba de tararear: 
Ain't no sunshine when she's gone.
it's not warm when she's away,
ain't no sunshine when she's gone,
and she always gone too long anytime she goes away...
Aquella canción siempre quedará grabada en sus recuerdos. Era esa la que sonaba cuando se vieron por primera vez en aquel pub de luz tenue que hacía esquina con la calle principal. Era esa la que él le cantaba en voz bajita con una sonrisa pícara y sincera, mientras no apartaba la vista de sus labios de miel. Cuánto le echa de menos...
Pero después de todo ese tiempo a solas consigo misma comprendió al fin que ella era quién le alegraba el corazón. Era ella a quién él amaba por encima de todo y la única a la que le regalaba sus tardes dulces y sus noches apasionada, y eso, por encima de cualquier otra cosa, es lo que ella queriendo o sin querer no olvidaría jamás. Ella era su pequeño sunshine...